domingo, octubre 19, 2008

GENESIS




“Venderse por un plato de lentejas”, cambiar honra por bienes materiales, renunciar a algo importante por un beneficio mínimo pero inmediato.

En el Génesis, se narra la venta de la primogenitura de Esau a Jacob.
Esau era el primogénito, a la muerte de su padre Isaac el seria el patriarca, pero un día cuando volvía de caza cambio ese derecho a su hermano Jacob por un plato de lentejas que estaba cocinando.
Sacio su hambre y también cambio la historia de su pueblo.

Jacob con la ayuda de su madre Rebeca engaño a su padre Isaac aprovechándose de su ceguera y alcanzo la primogenitura, su nombre se transformo en Israel, su estirpe en los Israelitas estructurada en doce tribus lideradas por cada uno de sus doce hijos, Ruben, Simeon, Levi, Juda, Isaac, Zabulon, Dan, Neftali, Gad, Aser, Jose y Benjamín.

El pueblo elegido de Dios, cambió su historia en función de una renuncia basada en el “estomago” y en un engaño a su patriarca ciego.

“Dios escribe derecho con renglones torcidos” nos enseñaban quienes después cuando hemos crecido y desarrollado la capacidad de análisis nos han defraudado.

Ese pueblo que aun hoy espera su verdadero Mesías, padeció persecución, traiciones y un terrible holocausto, pero el empeño del mismo les llevo a recuperar su Estado, su lengua y el respeto del resto de pueblos del universo.

Veremos pronto que recibe nuestro pueblo, ese “plato de lentejas” con un precio de 80 millones de euros anuales, se nos antoja escaso a cambio de nuestro honor y nuestras esperanzas de futuro, incluida la negación de nuestro derecho a decidir y nuestros derechos históricos.

Hoy el editorial de DEIA lo califica como un ejercicio de responsabilidad, pero no hacia nuestro pueblo sino más bien hacia el pueblo español, ese pueblo que aplaudió la humillación de nuestro Lehendakari en su parlamento, ese pueblo que en base a su legislación nos niega la consulta, ese pueblo que dudamos mucho entienda ese ejercicio de responsabilidad sino mas bien lo traduzca por el clásico “Ya están los vascos robándonos la cartera”

También nos preguntamos ¿cómo queda GALEUSCA en todo esto? Vascos y Gallegos dejan en la estacada a sus socios Catalanes.


El tiempo acabara poniendo todo esto en su sitio, pero somos demasiados aquellos a los que se nos acaba el tiempo.