domingo, agosto 06, 2006

EL TIEMPO DEL NACIONALISMO ES HACER PIÑA EN TORNO AL LEHENDAKARI.


JOSEBA ARREGUI, el Saulo, Paulo, o San Pablo de los vascos. Un renegado de su causa, el nacionalismo vasco, que ya de mayor posiblemente por las mismas causas que Saulo (De hecho, todo esto combinado, produjo un estado de éxtasis en los que el alma cree ver las imágenes y los conceptos que violentamente la agitan como si fueran fenómenos del mundo externo" (Lectures on the influence of the Apostle Paul on the development of Christianity, 1897, 43)), reniega de sus acciones pasadas y se convierte en predicador de la españolidad, ¿será santificado?.Hoy domingo día 6 ha publicado en el Correo http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/pg060806/prensa/noticias/Articulos_OPI_VIZ/200608/06/VIZ-OPI-204.html un artículo de opinión que no tiene desperdicio.

Flaco favor le hace a Josu Jon con sus alabanzas iniciales, para posteriormente pasar a crucificar al nacionalismo “Y la respuesta será que en esa sociedad los ideales y presupuestos del nacionalismo no tienen sitio, pues implican renuncia al valor positivo que esa complejidad y esa riqueza suponen.”.

Sus valoraciones haciendo una reflexión positiva del pragmatismo para llegar a la conclusión de que “El mantenimiento de los ideales absolutos, pero sometidos a la rebaja del pragmatismo y de la necesidad del acuerdo es contrario a la autolimitación que exige la democracia: el espacio público que es la democracia surge por la limitación de las creencias, por la limitación de las identidades, por la limitación de los intereses.” nos ratifica en el convencimiento de que los ideales absolutos no deben ser sometidos a ninguna rebaja y menos para al final ser pasados por el tamiz de una democracia sui géneris, basada en la concepción absolutista de una España decisoria en todas nuestras aspiraciones.

Su alineación con el PSOE y los Txarli Prieto de turno enterrando el Plan Ibarretxe
“La sociedad vasca definida como nación sólo desde el nacionalismo, la pretensión del acuerdo de Estella/Lizarra, no peca de maximalismo, sino de unilateralidad, de elevar la parte a todo. Peca, en definitiva, de falta de democracia. Al igual que pecaba de falta de democracia el plan Ibarretxe. Pues la democracia no sólo consiste en que funcione el principio de las mayorías. Previo al funcionamiento del principio de las mayorías está el reconocimiento del pluralismo de la sociedad vasca, especialmente en el momento constitutivo de su propia definición. Sólo desde ese reconocimiento elevado a acuerdo marco y a institución política es posible el funcionamiento de las mayorías. Por lo tanto no es cuestión de pragmatismo, sino de democracia.”.Nos fortalece en nuestras creencias de que el tiempo del Nacionalismo es hacer una piña en torno al Lehendakari y sus planteamientos y seguir creyendo que democracia no hay mas que una “Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno” y el reflejo final de la misma son los equilibrios mayorías – minorías tras unas elecciones en el ámbito de decisión que nos es propio, el de nuestra territorialidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues ahí tenéis lo del Confidencial digital de hoy. Si no es cierto, suena verosímil, que es lo triste.

Anónimo dijo...

Lo del confidencial bola y gorda, todo, pero sobre todo lo de IDOIA. Ese es el mensaje que quieren ir colando.
Y cuidadin con los defensores del activo electoral, vereis como el tema IDOIA no lo desmienten.