El siglo XXI, se aventura como el siglo de los consultores, esta anécdota pretende describirlos en sus características básicas, por favor que ninguno de nuestros amigos consultores se nos enfaden.
Estaba Batiz, uno de los pastores de Amboto, cuidando su amplio rebaño de ovejas un jueves esplendido de primavera.
Le ayudaban en su apacible trabajo sus dos amigos Riki y Txato, dos pastores vascos que no hablan, ladran.
El día se aventuraba tranquilo, tranquilidad rota sobre las 11 horas por la estridencia de un reluciente cuatro por cuatro que ascendía la pista ruidosamente poniendo nerviosos a los animales.
El cuatro por cuatro aparca en las proximidades de Batiz y del mismo desciende un joven treintaañero, vestido impecablemente para la época y el lugar.
Se acerca a Batiz y muy amablemente le saluda, le interroga por la dureza de su trabajo, las dificultades del mismo y su complejidad, tras una conversación corta y amable toca la despedida, momento que aprovecha el visitante para una ultima pregunta, ¿A vosotros los vascos os gusta mucho apostar? Batiz le contesta que si, en el frontón y en los carrejos de bueyes fundamentalmente.
Ante esta respuesta el visitante aprovecha para rematar la pregunta ¿Qué te parece una apuesta en este momento?
Batiz le contesta, tira.
El visitante le dice, nos podríamos apostar una oveja contra mil euros si soy capaz de decirte el número exacto de ovejas del rebaño que cuidas.
Tras unos segundos de reflexión y entendiendo la complejidad de la respuesta para un extraño, Batiz le responde, aceptado, adelante.
El visitante se dirige a su cuatro por cuatro, desplega una antena parabólica y un ordenador portátil de última generación con conexión a Internet y demás modernidades. En unos segundos dispone en su pantalla de una imagen vía satélite de la zona donde pace el rebaño y con un programa de identificación y recuento recibe en su ordenador la cifra mágica, 2726 unidades.
Se acerca de nuevo a Batiz y le responde 2726 ovejas.
Batiz no pudiendo reprimir un gesto de sorpresa, le responde, has acertado recoge el premio de tu apuesta.
El visitante con toda la parsimonia del mundo recoge sus equipos desplegados introduciéndolos en el cuatro por cuatro, se acerca al rebaño y recoge su premio.
Cuando avanza hacia el cuatro por cuatro para guardar el premio, Batiz le dice, espera un momento, los vascos somos apostadores de mas de una vez, que te parece si hacemos otra apuesta.
El visitante le responde que le parece justo y le interroga sobre el tema de la nueva apuesta.
Batiz le dice que seria una apuesta sencilla y con una complejidad similar a la anterior.
En que consiste le interroga el visitante, en adivinar tu profesión, dice Batiz, si acierto me devuelves tu premio anterior y si no acierto te doy yo mil euros, le concreta.
Aceptado, dice el visitante, pensando en la enorme dificultad de que Batiz gane la apuesta.
Batiz sin dudarlo le dice, tu eres CONSULTOR.
El visitante sorprendido se gira sobre si mismo y le devuelve el premio inicial diciendo, has acertado.
Tras un momento de incertidumbre el visitante le interroga a Batiz, tu has visto mis medios para calcular la respuesta de la primera apuesta, me puedes explicar tu como has acertado, acaso me conoces.
Batiz le contesta, no te conozco de nada pero te voy a explicar como lo he adivinado, cuatro son los conceptos que he utilizado.
Dime dime, dice el visitante.
Apunta dice Batiz
- Te has presentado aquí sin que yo te llame
- Has utilizado unos medios desproporcionados para el tema a resolver.
- Por decirme algo que yo sabia me has cobrado (el premio)
- Y me has demostrado que del tema no tenias ni idea, pues a la hora de recoger el premio en lugar de una oveja te llevabas a Txato uno de mis perros.
Repetimos, que nadie se nos enfade, es una gracia, pero muy veridiaca, je je.
Estaba Batiz, uno de los pastores de Amboto, cuidando su amplio rebaño de ovejas un jueves esplendido de primavera.
Le ayudaban en su apacible trabajo sus dos amigos Riki y Txato, dos pastores vascos que no hablan, ladran.
El día se aventuraba tranquilo, tranquilidad rota sobre las 11 horas por la estridencia de un reluciente cuatro por cuatro que ascendía la pista ruidosamente poniendo nerviosos a los animales.
El cuatro por cuatro aparca en las proximidades de Batiz y del mismo desciende un joven treintaañero, vestido impecablemente para la época y el lugar.
Se acerca a Batiz y muy amablemente le saluda, le interroga por la dureza de su trabajo, las dificultades del mismo y su complejidad, tras una conversación corta y amable toca la despedida, momento que aprovecha el visitante para una ultima pregunta, ¿A vosotros los vascos os gusta mucho apostar? Batiz le contesta que si, en el frontón y en los carrejos de bueyes fundamentalmente.
Ante esta respuesta el visitante aprovecha para rematar la pregunta ¿Qué te parece una apuesta en este momento?
Batiz le contesta, tira.
El visitante le dice, nos podríamos apostar una oveja contra mil euros si soy capaz de decirte el número exacto de ovejas del rebaño que cuidas.
Tras unos segundos de reflexión y entendiendo la complejidad de la respuesta para un extraño, Batiz le responde, aceptado, adelante.
El visitante se dirige a su cuatro por cuatro, desplega una antena parabólica y un ordenador portátil de última generación con conexión a Internet y demás modernidades. En unos segundos dispone en su pantalla de una imagen vía satélite de la zona donde pace el rebaño y con un programa de identificación y recuento recibe en su ordenador la cifra mágica, 2726 unidades.
Se acerca de nuevo a Batiz y le responde 2726 ovejas.
Batiz no pudiendo reprimir un gesto de sorpresa, le responde, has acertado recoge el premio de tu apuesta.
El visitante con toda la parsimonia del mundo recoge sus equipos desplegados introduciéndolos en el cuatro por cuatro, se acerca al rebaño y recoge su premio.
Cuando avanza hacia el cuatro por cuatro para guardar el premio, Batiz le dice, espera un momento, los vascos somos apostadores de mas de una vez, que te parece si hacemos otra apuesta.
El visitante le responde que le parece justo y le interroga sobre el tema de la nueva apuesta.
Batiz le dice que seria una apuesta sencilla y con una complejidad similar a la anterior.
En que consiste le interroga el visitante, en adivinar tu profesión, dice Batiz, si acierto me devuelves tu premio anterior y si no acierto te doy yo mil euros, le concreta.
Aceptado, dice el visitante, pensando en la enorme dificultad de que Batiz gane la apuesta.
Batiz sin dudarlo le dice, tu eres CONSULTOR.
El visitante sorprendido se gira sobre si mismo y le devuelve el premio inicial diciendo, has acertado.
Tras un momento de incertidumbre el visitante le interroga a Batiz, tu has visto mis medios para calcular la respuesta de la primera apuesta, me puedes explicar tu como has acertado, acaso me conoces.
Batiz le contesta, no te conozco de nada pero te voy a explicar como lo he adivinado, cuatro son los conceptos que he utilizado.
Dime dime, dice el visitante.
Apunta dice Batiz
- Te has presentado aquí sin que yo te llame
- Has utilizado unos medios desproporcionados para el tema a resolver.
- Por decirme algo que yo sabia me has cobrado (el premio)
- Y me has demostrado que del tema no tenias ni idea, pues a la hora de recoger el premio en lugar de una oveja te llevabas a Txato uno de mis perros.
Repetimos, que nadie se nos enfade, es una gracia, pero muy veridiaca, je je.
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