miércoles, febrero 03, 2010

YING YANG

Cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista




Prevaricar, es cometer prevaricación. Y prevaricación es un delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario.


¿El señor Fernando Ruiz Piñeiro, ha prevaricado en el tema Ibarretxe?

Presumiblemente si, según la sentencia del Tribunal Supremo de España, pero lo debe confirmar un tribunal.

Recordando el proceso, analizando como el juzgado pasó de las autoinculpaciones y como el PP subió al carro de los inculpados a D. Francisco López, llegamos a la misma conclusión, el proceso solo tenía una finalidad, humillar a un Lehendakari nacionalista, que había cometido el “delito” de aflorar todas las vergüenzas de un estado de derecho, en su defensa ante las cortes españolas del Nuevo Estatuto Político aprobado por el Parlamento Vasco.

No olvidemos que el orgullo español es elevadísimo, no en vano han sido un imperio. Y su orgullo, no puede ser mancillado.

Ibarretxe, (por las trampas del PPSOE), no es lehendakari en ejercicio, el Tribunal Supremo puede interpretar correctamente sus leyes y dar un varapalo al T.S.J. del País Vasco.

Dice la sentencia

- La jurisdicción penal tiene sus límites en orden al control de la actividad política ejercida por el Gobierno democráticamente elegido y al que compete la dirección de la política en el ámbito de sus facultades.


- No pueden ser criminalizadas las posiciones de diálogo para la búsqueda de la mejor opción de gobierno que garantice la convivencia social.


- El Tribunal Superior vasco debió archivar una causa de trascendencia política y mediática, con grave deterioro de la función jurisdiccional.

Su objetivo esta conseguido, tienen la foto de un Lehendakari nacionalista, sentado en el banco de los acusados.

Si hay un resquicio para juzgar por prevaricación a los jueces que consintieron el atropello, hay que agotarlo y darles un poco de su propia medicina.

¿Qué puede haber peor que un lehendakari en un banquillo?

Pues muy fácil, un juez.

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